Dos alumnes de 3r ESO van fer unes redaccions molt bones a l'examen, així que amb el permís de la Mariela Puértolas copiarem aquests textos:
El aire frío que rugía como el más temido león empujaba las olas de la playa de manera que nadie estuviera por allí. Solo en la arena paseaba un perro blanco miserable con las manchas de color ceniza que buscaba cobijo para dormir. Demasiados recuerdos en ese banco para un solo dolor de cabeza acechándome sin parar.
Su pelaje al viento brillaba como oro, los dientes afilados, preparados para atacar. Camuflado entre la hierba acechando su presa, esperando el momento para asaltarle a la yugular. Encoge las patas y rápidamente, ¡salta al ataque! El dolor sale disparado en forma de sangre que, al llegar al suelo se expande en forma de charco. En el suelo, la cebra, cansada, descansa en un sueño infinito bajo la gran mandíbula del león, al que le sigue brillando el pelaje ahora manchado de sangre.
I aquesta redacció és d'un noi de primer d'ESO:
DÍA DE VIENTO, EN 9-12-14
Todo empezó a las 7:00 de la mañana del día 9-12-14, me desperté azorado, por el ruido de las persianas chocando contra las ventanas de la casa. Mi perro hacía un ruido raro mientras me vestía para ir al instituto. Le resté importancia al ruido y decidí dar un paseo con él. Cuando salimos a la calle, un frío helado y un viento huracanado nos asustaron, Skooby mi perro, olfateó el panorama durante cinco largos segundos, echó a correr hacia dentro de casa. A los dos segundos cayó una pieza del tejado delante de nuestros morros. Luego supe que lo llamaban canelón (pieza del techo). Decidí correr escaleras arriba con mi perro en brazos y dejarle un periódico para que haga sus necesidades. A las 7:36 mi padre me llevó a La Llagosta para ir al instituto. Durante el viaje pude divisar una especie de tornado por las montañas del Montseny. No quise preocuparme y me metí en el instituto. Toda la mañana transcurrió correctamente hasta las 11:00 que salimos al patio. Me metí en la biblioteca, porque sabía que algo malo iba a pasar, a parte tenía que estudiar inglés. A los doce minutos y treinta segundos todos por orden de la directora. Anunció que se aproximaba un huracán cuya intensidad era la más alta de la escala. Fuimos al refugio que había enfrente del instituto. El aforo máximo era de 800 personas, justo todos los alumnos del instituto. A las 12:01 llegó el vendaval y el refugio aguantó. Salimos de aquel búnquer a las 12:58 y nos dejaron ir a casa para recuperarnos hasta el día siguiente. Otro huracán sacudió las cercanías de Barcelona, a las 19:30. Nadie murió gracias a mi superaviso.
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